Con represión a docentes, estatales y jubilados, y envuelta en un escándalo sobre la nulidad de la votación en Diputados, la Legislatura de Santa Fe aprobó la ley de reforma jubilatoria del gobernador radical Maximiliano Pullaro.
La UCR corrió una maratón de traiciones al pueblo en 48 horas. El miércoles 11 de septiembre, aportando los votos para convalidar el veto de Milei a la ley de movilidad jubilatoria. Y el jueves 12, sancionado una ley que modifica muy regresivamente el régimen previsional santafesino, dando una señal de largada a las reformas en las provincias cuyas cajas no fueron transferidas a la Anses –no fueron “armonizadas”- como ya está ocurriendo con la Entre Ríos gobernada por Rogelio Frigerio.
Pullaro, al igual que Milei, justificó este ataque indisimulable a los trabajadores/as en nombre del “déficit” de la Caja. Números que nunca hicieron públicos, a pesar de la intervención, cuando este es uno de los reclamos centrales de los trabajadores que aportan a ella pero que nunca fueron incorporados al directorio, tal como lo establece su normativa.
Radicales y socialistas le hicieron pagar a los empleados públicos de su provincia la enorme deuda que tiene la Nación, por 700 mil millones de pesos, resarcimiento que estaba contemplado en la ley jubilatoria que vetó Milei. Así, al avalar el veto presidencial, la UCR no sólo le quitó un mínimo aumento a los jubilados nacionales, también apoyó que las cajas jubilatorias provinciales, como la de Santa Fe, sean desfinanciadas, allanando el camino a las reformas reaccionarias.
Salta a la vista que el reclamo ante la Corte Suprema de Justicia, cajoneado hace años, no pasa de una maniobra política. A esto se suma la enorme precarización laboral que promueve el propio Estado y que desfinancia la Caja, como ocurre masivamente entre los municipales.
“A lo Pirro”
La aprobación de la ley no puede igualarse a una victoria política del gobierno. Al contrario, la coalición “Unidos para Cambiar Santa Fe”, que encabezan los radicales, e integran al PRO y al Partido Socialista, queda fuertemente desprestigiados ante el conjunto de los trabajadores, por la forma y el contenido de lo que se votó.
Las sesiones exprés, tanto en Senadores como Diputados, donde se votó a las apuradas, con las puertas de la Legislatura vedadas al ingreso de los trabajadores y sin debate (primero se votó y luego, quien pudo, argumentó) mientras reprimían a jubilados, docentes, municipales, etc., mostraron los pactos de un régimen político a espaldas del pueblo.
El papel del PS fue sencillamente bochornoso: el miércoles 11/09 sus diputados nacionales (Mónica Fein y Esteban Paulón) denunciaban que los “panqueques” de la UCR se daban vuelta en el Congreso; el jueves 12/09, sus diputados votaban una reforma previsional con represión.
El propio resultado de la votación es cuestionado por los bloques no oficialistas del peronismo, el centroizquierda y los clericales de “Somos Vida”, que públicamente denunciaron que se les ha consignado un voto distinto del que realmente quería expresar, intercambiando el rechazo por abstenciones. En una cámara dominada por el oficialismo, la votación real fue de 23 votos positivos y 20 negativos. “A lo Pirro”.
El devenir de la reforma desnudó la carencia de una oposición política real en la Legislatura, capaz de canalizar los reclamos de los trabajadores y de consustanciarlos con un programa obrero y socialista.
Esto lo patentó el protagonismo de Amalia Granata durante la jornada, que en sus atrasados términos políticos sintonizó con la bronca reinante, frente a un peronismo y un centroizquierda completamente timoratos, incapaces de romper con la “institucionalidad”. El giro de los clericales, alineados a Milei, no puede separarse de la crisis con Rocío Bonacci tras la visita a los genocidas en el penal de Ezeiza, ni del olfato oportunista de Granata.
Pullaro, que iba por la reelección de gobernador y con ello buscaba perfilarse como presidenciable, ha salido políticamente golpeado por ajustar a trabajadores y jubilados.
La docencia marca el camino
Pero el hecho político de la jornada lo marcó la intervención docente, que puso en crisis la reforma con su paro contundente y la masiva movilización a la explanada de la Legislatura, viajando desde todos los puntos de la provincia y especialmente de Rosario, que arrastró tras de sí a los sindicatos de docentes privados, municipales, estatales, judiciales, profesionales de salud, igualmente agraviados por la ley.
El protagonismo de la jornada se lo ganaron con su firmeza las y los dirigentes, lxs militantes, de Amsafe Rosario, acompañados por algunas seccionales de municipales, y la izquierda.
Las represalias que prepara el gobierno para criminalizar la protesta muestran la preocupación por esta intervención obrera independiente y el seguidismo de Pullaro a la política represiva de Patricia Bullrich, por estas horas fuertemente cuestionada. Todas las organizaciones populares deben apoyar a los docentes, rechazando de plano cualquier “teoría de los dos demonios”, como leímos hoy en el bochornoso comunicado del Sadop (sindicato de docentes privados).
Por una nueva dirección en el movimiento obrero
Pese a la derrota que significa la sanción de la ley, la sensación del activismo es que se le puede plantar cara al despotismo de los que gobiernan. Que hay fuerzas para responder a los ataques sistemáticos que viene sufriendo la docencia desde que asumió Pullaro, que ganó las elecciones prometiendo revertir el desastre del gobierno de Omar Perotti.
La conclusión política es que cuando una dirección toma la determinación de luchar a fondo en defensa de los trabajadores, apelando a los métodos históricos de la clase obrera y más allá de una correlación de fuerza circunstancial, se abre una perspectiva para los explotados. Sin dudas, lo ocurrido es un antes y un después en la situación política provincial, plantando una oposición obrera al plan de guerra de Pullaro y Milei.