La Legislatura de Río Negro aprobó en primera vuelta la esencialidad educativa

La docencia necesita un paro general y un plan de lucha a la altura del ataque del gobierno.

Alberto Weretilneck logró imponer en primera vuelta el proyecto que declara a la educación esencial,y obliga a la docencia rionegrina a tener guardias en las escuelas durante los días en que se realicen paros. Se espera que en 15 días se vuelta a tratar para darle curso definitivo.

El proyecto fue presentado por el bloque PRO y recibió 35 votos positivos (ARI, LAA, JSRN, UCR) y 11 en contra. La media sanción se realizó en el marco de un contundente paro provincial que alcanzó el 90% de acatamiento y mientras en las puertas de la Legislatura una nutrida movilización era reprimida por la policía.

Lo esencial es el ajuste

A primera vista la esencialidad educativa debiera poner a la educación pública como una prioridad en la inversión para el sector. Nada más alejado de la letra del proyecto que se pretende aprobar. La educación pública viene siendo víctima de un ajuste descarnado durante los últimos gobiernos, situación que se ha profundizado en calidad y cantidad desde la asunción del nuevo gobierno nacional, que es acompañado en cuerpo y espíritu por la gestión provincial de Alberto Weretilneck.

Al acuerdo salarial a la baja cerrado hace pocas semanas, que deja a la docencia rionegrina con una caída porcentual cercana al 10% hasta fin de año, se suman la evidente desatención de la infraestructura edilicia; una obra social que, a pesar de haber incrementado la alícuota y la base imponible, funciona cada vez peor; una iniciativa para comenzar a tratar una ley de presentismo y una modificatoria a la implementación del régimen de licencias que es en los hechos un cercenamiento del mismo. En definitiva un paquete de ajuste a la educación pública y de ataque a la clase trabajadora.

Ambas cosas no podrían pasar sin represión. Represión que se manifiesta de maneras diferentes, pero complementarias en los gases de la policía y en la restricción del derecho a huelga que es el sentido único y verdadero de esta llamada esencialidad.

Necesitamos un plan de lucha

El pasado 4 de septiembre la conducción central de Unter anunciaba con bombos y platillos “un nuevo triunfo”, dado que la Legislatura postergada el tratamiento de la esencialidad. En este marco suspendió el paro y la movilización que se había impulsado apenas un par de días antes. Lo marcamos en su momento: nada más desacertado, ya que un paro y una movilización contundente eran un golpe de gracia al proyecto. Sin embargo, y como es costumbre, se le volvió a dar tiempo al gobierno y se le ofreció una paz social que este devolvió con la modificatoria restrictiva del régimen de licencias y con una nueva arremetida, ahora exitosa, de imponer la esencialidad.

Como si todo esto fuera poco, en el último congreso realizado en Viedma el 20 de septiembre la conducción Azul Arancibia, en complicidad con la Celeste, logró imponer una modalidad de paro que a la luz de la magnitud del ataque del gobierno resulta casi ridícula. Los paros zonales, que comienzan el 3 de octubre en la zona andina y que no tienen un esquema de continuidad, son incomprensibles en este contexto.

El último informe del Indec arrojó que Río Negro es la provincia más pobre de la Patagonia con un 53% y un gran número de docentes integran ese porcentaje. Al igual que en el resto del país la pobreza impacta mayormente sobre las niñeces y adolescencias. A esto se suma que Río Negro fue la primera provincia en adherir al Rigi y ahora es la primera en avanzar en la esencialidad educativa. Sin embargo, la burocracia sindical en general y en particular la que dirige la Unter sigue jugando con medidas aisladas y fragmentadas.

Necesitamos un verdadero plan de lucha

Luego de la represión y la aprobación en primera vuelta de la esencialidad, la dirección de Unter no consideró oportuno llamar a un congreso para profundizar el plan de lucha. Se limitó a instancias del plenario de secretarios generales en el que cuenta con mayoría a instrumentar los paros zonales.

Decimos no a los paros fragmentados y aislados. Llamamos a los sectores antiburocráticos del resto de los sindicatos estatales a impulsar de conjunto un paro general y un plan de lucha a la altura del ataque del gobierno.

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